CARTA SEMANASANTERA
Estimado amigo:
Ya es abril, no solo llega la Primavera sino también el olor a incienso y a cera quemada. Ya se oyen los sones del tambor marcando el paso de los nazarenos y el toque de la corneta pidiendo silencio, demandando recogimiento. Ya se ven las procesiones día tras día, marcando los momentos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, inundando las calles y plazas de toda España, de pasos, estandartes, vestas y cera, mucha cera.
Por como han sido mis primeras palabras te habrás imaginado que Manises no es ajena a todo esto, que las maniseras y maniseros también tenemos, lo que mi amigo Jose Mª Hurtado llamaría, tradiciones semanasanteras, algunas de ellas perdidas, otras vivas, compartiendo espacio y tiempo las muy antiguas con otras más recientes, aflorando cada año al celebrarse la Semana Santa y participando de ellas todos los creyentes, practicantes o no.
Querido amigo, Manises una ciudad donde el teatro ha sido el eje de muchas celebraciones y ha tenido una enorme repercusión social, tal y como esta reconociendo la Fundación Municipal de Cultura y Juventud en su “Mostra de Sainets”, tiene en el recuerdo colectivo las representaciones de la Pasión de Jesús. La principal de esas representaciones era la titulada “Jesús o la Conversión de Artajey” escrita por Don Vicente Nicolau (el maestro que da nombre a un colegio que cumple en 2009 sus 50 años de existencia) con música del Maestro Miguel G. Asensi. Es famosa por su melodía pegadiza, la escena del rico Epulon donde cantaba “que triste es la vida sin amor, que triste es la vida sin placer, venid mis amigos a gozar, llenemos la copas y a beber, pues solo el deleite y el amor transforman en dioses al mortal…..” Esta representación que se hacia en el Teatro Patronato, se representó por ultima vez en el año 1995 en el Auditorio Germanias.
Pero además de esto, existen cuatro Hermandades o Cofradías en Manises, que nadie conoce por su largos y farragosos nombres, sino por el color del capuchón de las vestas, como se conocen aquí a los nazarenos. Están los rojos, los morados, los verdes y los negros, todos participan en todas las procesiones, acompañados mutuamente en un gesto de hermandad y verdadera fraternidad. Se me olvidaba contarte que durante unos años (1962-1972) existió la de los blancos, una Hermandad que se fundó en la Parroquia del Inmaculado Corazón de maría, gracias a la iniciativa del Cura Don Idelfonso Lapuebla. Su capuchón era blanco, su capa negra con una cruz amarilla en el hombro, su túnica era blanca con la botonadura morada y el cingulo, que es como se llama al cinturón que llevan, era morado. Tenía muchos miembros, especialmente mucha gente joven. El primer año salieron únicamente niños con la veta, las niñas y chicas jóvenes salieron en las procesiones representando a personajes como la Veronica (la mujer que enjuga el rostro de Jesús camino del Calvario), la Samaritana (la mujer de Samaría que da de beber a Jesús), las Tres Marías….. acompañando la imagen del Cristo del Salvador y con los años también procesionaria con esta Hermandad la imagen de la Virgen del Mayor Dolor.
No quiero que estas líneas se conviertan en un tratado sobre la Semana Santa Manisera, mejor te envío un folleto y te lo lees, pero quiero acabar esta carta describiéndote el Acto del Descendimiento “Acte del Descendiment o Devallament en valenciano”, lo que en tierras castellanas se conoce como Acto del Desenclavo. A caballo entre lo litúrgico y el teatro religioso, se realiza en la Iglesia de San Juan Bautista la tarde del Viernes Santo, previo a la salida de la Procesión del Santo Entierro, la más importante de toda la Semana Santa Manisera. Comienza con el Sermón de las Siete Palabras, las últimas que dijo Jesucristo en la cruz antes de morir, y una vez acabado, son los hermanos de la Soledad “els negres”, quienes con la mayor de las solemnidades desclavan y descienden la imagen del crucificado pasando todos los fieles a besarle los pies.
Solo me queda esperar tu presencia en la Semana Santa Manisera para comprobar todo cuanto te escribo. Recibe un afectuoso saludo.
Francisco Gimeno Miñana
(artículo publicado en la Gaceta Cultural de Abril de 2009)
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